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La odisea de andar en silla de ruedas por las calles
Un joven en silla de ruedas se prepara para salir a pasear en la zona comercial de avenida Kennedy, pero algo le impide circular: ni una sola rampa en casi siete cuadras.

Historias como estas ya las compartía el recordado Miguel Angel Onofri hace dos décadas. Pero desde entonces nada parece haber cambiado.
La avenida Kennedy, entre Estados Unidos y Polonia, se convirtió hace años en una zona comercial en donde circulan decenas de personas entre los distintos locales de ropa, mercados, carnicerías y cervecerías.
El pasado viernes un joven que se traslada en silla de ruedas se preparó para salir a pasear y visitar distintos locales y tuvo la precaución de salir acompañado porque en esas siete cuadras encontró decenas de complicaciones que le impedirían circular si estuviera solo.
En las siete cuadras que conforman este nodo comercial solo se pudo observar una rampa que estaba en pésimas condiciones, lo que hizo que se trabaran las ruedas delanteras, por lo que la solución más simple fue ascender por el cordón.
Además de esta rampa-trampa, se pudo observar que en la mayoría de las esquinas ni siquiera existían las mismas y entre cuadra y cuadra los obstáculos se multiplicaban porque había veredas rotas y subidas empinadas que tornan imposible que una persona que circula en silla de ruedas pueda valerse por sí mismo.
Esta situación se repite en numerosas zonas de la ciudad, incluso en el centro, donde hay rampas rotas y descuidadas, o bien en perfectas condiciones pero a las que por las numerosas capas de cemento de las calles traban las sillas y hay que hacer malabares para salir airoso de una situación que debería estar ya contemplada.
Las dificultades que el personaje de Pilar Gamboa en División Palermo tiene que sortear -reflejadas en tono de comedia, pero con un alto contenido de denuncia-, son moneda corriente, no solo en Comodoro Rivadavia, sino en todo el país.